Àngels y David: una boda con una lección inesperada
Cuando sonó el teléfono jamás pensé que esa llamada pudiera hacerme reflexionar ciertas cosas sobre las que nunca antes había prestado demasiada atención.
Muy a menudo, cuando algo no sale como había planeado, me siento desmotivada o frustrada. Pienso en todo el tiempo que he perdido o en cómo podría haber hecho tal o cual cosa para arreglarlo. Sin embargo, tras hablar como Àngels, esa idea se esfumó de mi mente: me hizo pensar en la importancia de saber disfrutar del momento, por encima de todas las cosas.
La noche anterior a su boda, Àngels me contó que la que tenía que haber sido su fotógrafa, la llamo comunicándole que estaba enferma y que no podría ir. Le facilitaba mi contacto para sustituirla. Lo tenía claro: nada iba a estropear su plan, ese iba a ser el día más feliz de su vida.
Estuvimos más de una hora al teléfono y me contó todo lo que había planeado: los detalles que había preparado, la decoración, las sorpresas, el peinado, los zapatos, el vestido… Se había encargado personalmente de todo, desde las invitaciones hasta la decoración del restaurante.
Me transmitió tanta alegría y tanta ilusión. No estaba nerviosa, al contrario, estaba ilusionada y quería que llegara ese día para disfrutar de su boda, como había soñado, con quien había soñado.
Y así fue, una boda íntima, rústica, en un entorno increíble. Y fueron muy felices… y yo me llevé una importante lección de vida.
Restaurante: La Vinyassa
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Me ha entancado Gisel! Muy buen trabajo 😉